Hoy te quiero contar una experiencia personal. La tuve una noche cuando me encontré utilizando mis herramientas para dejar de sufrir.
Soy de carne y hueso, no tengo poderes ni facultades extraordinarias, soy una persona muy normal, muy terrenal. Tengo cierta práctica que permite estar alerta y me ayuda a darme cuenta si estoy llevando mis pensamientos y acciones hacia terrenos poco luminosos. Te lo conté en varios programas, cuando se activa esa advertencia de luz cambio rápidamente de foco. Se puede hacer, todos podemos hacerlo. Sólo tenemos que practicar con constancia.

Sensaciones sin armonía
Pero como te decía no soy una máquina y algunas veces «las defensas» que en todo momento funcionan parecen no estar disponibles. Evidentemente lo hago sin darme cuenta, me dejo invadir por la preocupación y otras sensaciones con poca o ninguna armonía.
Aquella vez no estuve atento y me dejé llevar. Llevaba una semana de mucho estrés laboral, estaba desarrollando varios proyectos al mismo tiempo y ya sabes que las prisas no suman. Al contrario, son muchas veces las que nos llevan a perder nuestro centro y con ello «bajar la guardia».
Durante esos días me «contaminé» con imágenes de mentales de todo tipo. Cosas extrañas y poco luminosas, enfermedades, dolores, angustias y penas del pasado. A todo esto súmale la ansiedad que me provocaba el estrés. Mis sensaciones físicas eran las peores. Sentía dolores en todo el cuerpo, picores, de todo. Por las noches me costaba conciliar el sueño.
Y llegó la última noche, toqué fondo y dije basta.
Atrapado por el miedo
Te voy a contar todo lo que hice aquella noche en mi cama.
Antes de continuar déjame decirte que sólo hablo de las herramientas que uso conmigo. No te estoy dando una solución. Toma estas palabras como información y como una experiencia personal. Si tienes un problema te sugiero siempre buscar ayuda profesional.
Ahora volvamos a…
Me había metido en la cama a las 9 de la noche. Leí unos capítulos de un libro relacionado con la espiritualidad y un rato más tarde apagué la luz. Los fantasmas de los últimos días aparecieron a mi alrededor. El volumen de mis pensamientos negativos era demasiado alto. La calma que había logrado tras la lectura se diluyó en la oscuridad de la habitación. No podía tolerar esa situación.

El perdón y mi niño interior
Llevé mis manos al corazón y buscando la calma me puse a respirar. Comencé a repetir mentalmente el siguiente mantra: ¡Me perdono y perdono a toda persona y todo ser que necesite mi perdón! Lo repetí infinidad de veces. Los fantasmas se habían alejando un poco, pero seguían acechándome. Tenía que hacer algo más.
Comencé a hablar con mi niño interior. Lo invoqué con las palabras que siempre suelo usar cuando quiero contactarlo. Abrí un espacio de visualización y mirándolo a los ojos le dije que se quede tranquilo, que todos los miedos que sintió sólo están en el pasado. Le recordé que hoy somos adultos y que los peligros y los miedos que sentimos sólo son ecos de nuestra historia personal. Hoy no tienen el poder de antes, hoy somos más fuertes y tenemos la sabiduría y los recursos para dejarlos atrás.
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Respiración
Más calmado llevé toda mi atención a la respiración. Con el ritmo pauso del aire entrando y saliendo de mi cuerpo comencé a relajarme. Me sentía mejor pero deseaba seguir trabajando para encontrar la calma total y completa.
Llevé mis manos a la zona de mi chakra raíz (Muladhara), las dejé allí varios minutos. En ningún momento dejé de respirar. Sentía el aire entrando por mi nariz y luego de unos segundos lo dejaba salir muy lentamente por mi boca. Subí mis manos a mi chakra Svadhisthana. Repetí el procedimiento hasta terminar en mi chakra Sahasrara. Lo hice con mucha tranquilidad, suavidad y delicadeza.
Sin darme cuenta estaba practicando el ejercicio para activar los chakras que compartí hace tiempo en uno de mis programas.
Mis sensaciones eran mucho más positivas, me sentía mejor. Había vuelto a mi centro.
Mantra de la gratitud
Me dormí tranquilamente utilizando el mantra de la gratitud. Metido en mi cama, con los ojos cerrados y en posición Savasana comencé a decir mentalmente ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias!
A la mañana siguiente abrí los ojos con otra vibración, recordé y agradecí el trabajo realizado por la noche.
Con decisión y con la ayuda de mi Divinidad y mi niño interior había dejado atrás el sufrimiento de los días anteriores.
Música «Fly Inverted Past a Jenny», de Chris Zabriskie
Con licencia Creative Commons: Atribución 4.0
Buenos días!!! Juan muy interesante ejercicio, últimamente he pasado por una situación similar, esto me ayudará sin duda al 100% a superarlo agradezco tus palabras, bonita tarde para ti.
María, querida amiga… gracias por dejar tus comentarios. Muchos ánimos para ti!
Excelente mensaje caballero bendiciones.
Muchas gracias Erick!
Hola juan gusto en saludarte .Apenas he leído un par de meditaciones. Y mi forma de ver la vida está cambiando. son de mucha ayuda.